lunes, 20 de marzo de 2017

Datos curiosos sobre el número pi

Tau, el enemigo de Pi

Igual que todos los grandes héroes tienen un enemigo mortal, el número Pi también tiene el suyo propio: el número Tau. Esta cifra técnicamente equivale a Pi multiplicado por dos, con un valor aproximado de 6,28. Los fans de Tau afirman que esta constante debería remplazar a Pi ya que, según ellos, hace que los cálculos de muchos problemas matemáticos resulten más fáciles. Con todo, los seguidores de esta nueva cifra no niegan la importancia matemática de Pi en la historia, simplemente señalan que no es otra cosa que la mitad de Tau.

Pi magufo

El número Pi tampco ha sido ajeno al fenómeno de los crop circles, esas figuras geométricas que cada verano aparecen en los campos maiz de diversos lugares del mundo. El de la foto fue descubierto el 1 de junio de 2008 en inglaterra. Y no tendría nada de anormal respecto a otras figuras parecidas, si no fuera porque el matemático Mike Reed descubrió que cada escalón de la espiral estaba espaciado en múltiplos de 36º. Y el resultado de sumar todos los escalones daba el número Pi. Lo que demuestra que, si lo hicieron los extraterrestres, las matemáticas son iguales en todos los confines del universo, o si realmente lo hizo un ser humano (como seguramente fue), al menos no se trataba de ningún ignorante.

Los colores de Pi

Los informáticos Alexander Yee y Shigeru Kondo, que ya habían roto el récord de los 5 millones de decimales, decidieron dedicar su tiempo en seguir calculando, y todo con la ayuda de un ordenador tan normal como el que cualquiera puede tener en su casa. Según recoge la revista New Scientist, Yee solo tuvo que añadir diez unidades de disco duro a su ordenador de 96 GB de memoria RAM para lograr la nueva hazaña. Pero esta vez, al milagro científico se le suma otro de naturaleza óptica. Los matemáticos asignaron un pixel de color a cada dígito decimal, consiguiendo esta imagen en la que están representados (en maravilloso technicolor) los primeros cuatro millones de dígitos de Pi.

Agustín Gallego Gómez

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